De mango y almendras a plomo y sangre: la transformación de mi patria
Miro atrás. Mi barrio. La tranquila ciudadela de las matas de mango y almendra convertida en zona de guerra. Me paro frente a la casa de mis abuelos y puedo contar los muertos. Allá hubo una masacre, por acá atrás mataron a un niñito, en esa vereda balearon a un man.
Uno mira las noticias y lo que ve no es tan profundo como lo que pasa. La muerte violenta no debería ser normal. A mis abuelos les dio un ataque de nervios cuando sus vecinos, practicantes católicos, fueron masacrados. Eso no te lo cuentan en la tele. Allí solo cuentan muertos, como cuentan votos.
Es 2025. Las playas de mi Ecuador se han llenado de sangre en los últimos días, y te piensas dos veces si vale la pena pegarte el viaje a tomar sol con este escenario. “¿Y si vamos? Ponte que entran a pegarle un tiro a un cojudo, y nosotros al lado”, le digo a mi esposo.
En esta tierra de nadie, ya ni las urbanizaciones más aniñadas son zona franca, y a los matones ya no les tiembla la conciencia cuando hay niños presentes. Es más, pueden dejarlos gateando en media carretera. Y no, amigo, no. Esto no es una hipérbole.
Siempre que hay elecciones, los medios de fuera para los que trabajo ponen el lente en Ecuador. Así conocí a Marcos, un hombre cuyo padre fue secuestrado, mutilado y asesinado en Guayaquil. Era un adulto mayor, visitaba a su novia en Socio Vivienda. Y allí no acaba la tragedia.
Los secuestradores tenían todos los datos de Marcos. Se vio obligado a dejar su trabajo, su casa y su familia. Su mujer y su hija migraron, y él vive escondido en un barrio de la Costa.
Los panas que me hacían los lentes se fueron de Mucho Lote por miedo a las extorsiones. Migraron también, a la Yoni, y ahora le tienen miedo a Trump.
Miro atrás. Mi barrio está lleno de rejas y ya no puedo recorrer sus peatonales ni disfrutar en esas caminatas sus matas de mango y almendra. Ayer me preguntaba un amigo: ¿Hay salida? No supe qué responder.
Soy @Blankimonki
El dolor de escuchar en lo que se convirtió.
ResponderEliminarHace dos años visite el sector, el temor de estar allá fue mayor a la culpa de no recorrer y visitar a mis amigos y vecinos 💔