Leer es divertido, sobre todo si se trata de anécdotas ajenas. Trasladé un par de historias que escuché a este post, narraciones extraordinarias, divertidas e irrespetuosas de gente normal, como tú, pero con experiencia en el ámbito de la sapada.
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Los taxistas son sapos por excelencia. Pero sus historias entretienen mucho. |
Los taxistas comparten algunas de estas vivencias cada vez que tienen la oportunidad, y yo, yo soy solo un canal que hoy decidió transmitir algunas por este medio. Cada vez que me subo a un vehículo para una carrera (larga o corta, pluta o sobria) estos individuos no pierden la oportunidad de conversar. Lo admito, no soy la típica, la que se sienta en la parte de atrás y decide regalarle unos minutos al espejo hasta llegar al destino.
"Del taxista se puede escribir un libro 'gordo'". Alí empieza la plática después de que puse mi cinturón en 'on' y arrancamos. Este taxista con diez años de experiencia sonríe al escucharme al celular: "Full tráfico, llevo 20 minutos y el taxi no se ha movido, ya estoy cerca". Justifiqué mi mentira devolviéndole la sonrisa.
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Así me reí cuando me pilló! |
"Eso que usted hizo ahora no es nada", dijo antes de narrar una historia que a él le da todavía "vergüenza ajena". Alí recuerda que un día una enfermera cogió su taxi casi a la medianoche y le pidió que por favor no vea el retrovisor. "A medias me di cuenta de que se estaba cambiando de ropa". La joven se "soltó el cabello, se vistió de negro, se puso tacones, se peinó y quedó bella" (como la canción de la Trevi, bien maricona, por cierto). Le dijo que se dirija a un lugar de borrachines. "La pelada había trabajado en una barra". Ella le explicó que lo hacía por sus estudios (pero eso es otra historia).
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Una enfermera con doble vida. |
En otra ocasión, Alí le hizo una carrera a un ejecutivo: "Niña, si usted lo veía se enamoraba, no es mariconada ni nada, el man era pinta en serio", señaló para dar énfasis a su historia. El empresario era aniñadísimo, le dijo que lo lleve a la Kennedy. Cuando faltaban minutos para llegar, el ilustre encorbatado puso los cinco dedos de su mano izquierda en el muslo del conductor. "Lo que tenía de aniñado lo tenía de maricón", cuenta el taxista con el rostro pálido, como si el recuerdo aún le quita la tranquilidad. $ 200 dólares en efectivo fueron depositados justo al lado de la palanca de cambio, le dijo que estaba molesto con su pareja y que él le gustaba mucho.... "Vamos a un hotel, te estoy pagando, ¡vamos!". Según Alí, aunque fue un mal día no accedió a la propuesta indecente, pero eso, eso es otra historia...
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Un empresario que no le va al Necaxa |
Llegamos. Alí me dejó su número. Si eres una enfermera libertina o un maricón aniñado puedes llamarlo con confianza, él te guarda el secreto. Por cierto, muy cómodo el viaje, así como entretenido: Alí, taxista "comecallado" (09) 342-9208.
Jajaja. Historias citadinas con "su" salsa, con el trasfondo de que transmite el numero del celular de un taxista de confianza, necesarisisimo en estos tiempos. :-)
ResponderEliminarsi quieres conocer de una ciudad, recurre a sus taxistas.. ellos lo ven todo desde su volante... tienen mejores chismes e historias que un salón de belleza femenino
ResponderEliminarjajajajajaja, me he reido....hasta recorde a mi pintoresco Guayaquil con todos sus modismo. Pilas, te felciito
ResponderEliminarBacansisimo!
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA estos taxistas son una biblia y más!
ResponderEliminarCompartiendo de una este post!
Jajajajajaja.. a mi tambien me han pasado full casos.. esos taxitas son telibles jajajaja
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