Caramelero hijueputa

Subió al vuelo con su traza de delincuente. “Ustedes mismos me aconsejan: camella, varón, pide, trabaja, pero no robes”. El man luce una gorra maltrecha, pantalón jean, ancho (podrían entrar dos de él en una basta). Adivino sus gustos musicales por su tatuaje de Daddy Yankee en el brazo derecho.

"Mi presencia en este medio de transporte no es para molestarlos, mucho menos incomodarlos". ¿Alguien podría decirle a este hombrecillo que esos términos (molestar e incomodar), expresados de esa forma, son la misma huevada? 



Analizo su mirada mientras guardo -entiéndase escondo- el celular en el bolso.  "Lo que quiero es darles a conocer este pequeño caramelito que he traído el día de hoy para poder llevar un pan, una porción de verde a la mesa de mi hogar", continua su ya trillada verborragia amenazante. 
La gorda de adelante de mi asiento tiene un gajo de fundas de supermercado y las acomoda en medio de sus grandes piernas con miedo, sentimiento que para ese momento se había apoderado de todos los pasajeros.

 El vago, que no es vago, porque confesó haber pasado en rehabilitación y estar recién salido de la Peni como un hombre nuevo, reparte los caramelos más caros de la historia a los desafortunados pasajeros. "un dolarito se te puede caer al subir o bajar de este colectivo llave, apoya, varón, apoya que se te apoya"...
No soy varón, pensé, entonces me salvé de este batracio. Sonreí en mi interior, así me pongo de estúpida cuando el miedo me invade en circunstancias como esa. Llegó a mi puesto. "No, gracias", respondí a sus palmas estiradas hasta la altura de mis senos, con un lárgate conchetu atravesado en mi garganta.

Me miró de rodillas a cabeza (no me podía ver los pies, estaba sentada). Metió mis manos en mi bolso artesanal que estaba semiabierto y SACASONAPA, HABLAMOS CELULAR. 
El hijo de puta calculó el semáforo y se bajó corriendo. Yo, con las piernas y el corazón resucitados hasta el temblor, me quedé en mi asiento, consternada, cabreada, ya sabía que me iba a pasar, por gil, por confiada. Solo atiné a pensar en voz alta "CARAMELERO HIJUEPUTA".
Que este post sirva de reflexión, guarden sus pendejadas cuando estén en lugares públicos, y cierren bien sus bolsos.
TAMAÑÁ.

Comentarios

  1. jajajajajajajajajajajajajajajaja, BLAQUITAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, AHORA ME DOBLE DE LA RISA.

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  2. te falto "llevele caramelo al engreido de la casa"

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  3. Mr. Alfredo Ernesto19 de febrero de 2019, 21:29

    No sera molestia otra tasita de café??, si es la misma huevada, carameleros hijuepuctas... Con su habla batracia, los q pecan de trabajador informal, bravean y putean si no se le compran sus tonterías.

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    Respuestas
    1. Mr. Alfredo Ernesto19 de febrero de 2019, 21:34

      Por cierto el 90% de los vendedores informales en su totalidad, son viciosos; de ese porcentaje 80% son drogadictos, 10% complementarios corresponden a los alcohólicos.

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