El día que me subí a La Buseta y no me quería bajar

Daniel Haro, Víctor Díaz, Cristina Morales y Xavier Vizhñay, gestores culturales de La Buseta.

Pie derecho, varón. Suba con el pie derecho. El pasaje no costaba nada, por eso no sorprendió que a la voz de “es gratis” la cola que se formó para el viaje haya sido larga y puntual. Hubo familias enteras, novios, grupos de amigos, vecinos y –obvio- no faltaron los que pasaban por ahí y aplicaron el: “ya pues, vamos entrando”.

El MAAC se vistió de La Buseta y se llenó. Nunca se vio una buseta con más de 300 manes adentro esperando arrancar. El chofer, de acento colombiano, tampoco era típico. Se esperaba ver a un tipo descuidado de aspecto, que de cuando en cuando se rasca una nalga y da frenos a raya. Este, en cambio, estaba vestido de gala y tenía como volante un micrófono. Víctor Díaz es su nombre.

El viaje no tenía destino. La Buseta es su propia aventura. Acá no hubo carameleros que amedrentaron a los pasajeros, artistas de botella y peineta, coleros, aguateros ni punteos vagos. Acá hubo arte.

El viaje tomó sabor a pueblo cuando un man tatuado se paró al frente: “Soy un exadicto”, dijo. “Típico de las busetas”, pensé. Cuando Gio Burneo se presentó se supo de qué iba el asunto. No pidió plata, advirtió que no era artista y, con hojita en mano, dio rienda suelta a un texto que tituló Las Crápulas: “No se puede caminar sin ropa por la calle, yendo a comprar el pan a las 6:20am, te llaman a los pacos. (…) yo he visto esa vaina un gajo de veces (…) de repente ves que a los lejos viene caminando un man en pelotas, pasa, calmado, barbilla levantada y sigue... Atrás, dos señoras preguntando por él: ¿no ha visto a un señor que pasó por aquí desvestido? Es que tiene un problema…”.

Gio Burneo, en su presentación. Foto: Uxi Moscor.

Su acento es el de un guayaco de peso. Este man es el nuevo Artieda, me dije. Su soltura literaria, urbana y directa, me trajo a la mente al Poeta del Pueblo. Ese, el que escribió el poema a JJ del que siempre se habla. Aplausos masivos, entusiastas, creo que hasta le tiraron un calzón.

Daniel Haro está atrás de todo. O sea, como quien dice, él es el dueño de La Buseta, pero también le colabora el chofer del inicio de esta reseña y Cristina Morales y Xavier Vizhñay, que hacen las veces de cobradores y las veces de mecánicos, porque se encargan de dejar todo listo para los viajes que –cada martes- se realizan en Diva Nicotina.

Esta edición especial se llevó a cabo en el MAAC porque el proyecto cultural cumplió un año. Un año que no ha sido del todo fácil, admite Daniel. Sin embargo. Por allí han pasado trovadores, escritores, pintores, fotógrafos, magos, actores y demás artistas locales, como Juan Carlos Coronel, Raúl Rueda, Pablo Brigante y Cristian Londoño. Una amalgama de propuestas que le dejan bien ganado el título al proyecto: La Buseta.




Coronel estuvo el día del show. A él lo acompañaron DJ Ticoin, con un performance alocado en el que -con una máscara y baile desordenado en la consola- marcó protagonismo; Dr. Evil, Persé y Niñosaurios. Pero no solo hubo música. Alessandro Díaz,  Tatiana Mendoza y Andrés Lalé, los finalistas del Slam de Poesía que realizó recientemente el colectivo, también llevaron su arte, al igual que los grupos LaPaPie, Danza Butho y Afrulele, la fotógrafa TapiArt y Len Ladd, que inmortalizaron las presentaciones con una pintura.

No faltaron los atrasados que no pudieron entrar. “Hubo pito”, me contaron luego del show, pero eso ya no importa. Nadie puede enojarse. Empezó y terminó puntual. No puedes llegar a un lugar una hora después de la que se anuncia en el cartel. Menos si la actividad es gratuita y de acogida masiva, como lo fue este aniversario.

Ese impasse quedará como anécdota, como una de las tantas que Daniel guarda del proyecto y de las que me contó hace poco una: “Al inicio el costo de la entrada era voluntario, pero una vez hubo un chico que dio un centavo por 5 personas. Desde ahí decidimos tener un cover fijo, porque tampoco se puede insultar de esa forma todo el esfuerzo que se lleva organizar este tipo de eventos semanales”.

La Buseta nació en My Insomnia Radio, de largo, la mejor emisoria web de música independiente que tiene Guayaquil, el proyecto se maneja en paralelo, pero con Daniel a la cabeza en los dos extremos.

Daniel dice que lo más gratificante son las felicitaciones. Para él representan el pago del pasaje que no cobró el día del aniversario. Así que con esta crónica saldo mi deuda. Gracias por llevarme a un viaje lleno de arte y profesionalismo. Gracias por hacer cultura en Guayaquil. Aplausos a los gestores de La Buseta y a los artistas que decidieron subirse.




Fotos de Jennifer Zambrano

Comentarios

  1. LAPAPIE Laboratorio de payasos a pie.
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