Memorias de un taxista mitómano (Por Marco Larrea)
Preámbulo importantísimo (que no hace falta leer)
Conocí a Marco Larrea cuando él conoció Anota mi Nota. Nos seguimos en Twitter después de eso y resulta, que a su parecer, yo soy él, pero con vagina. Muy oportuno el asunto de su apreciación. Él también es bloguero, como yo, pero a diferencia de mí, Marco es médico. Trabaja con pacientes terminales en el IESS y en la clínica Guayaquil, por lo que, en ocasiones, su blog se convierte en un rincón donde el dolor y el trabajo amado se reúnen y entregan al lector una mirada particular de la vida al filo de la muerte. Es necesario y entretenido leer El Médico Errante. Lo recomiendo.
Ya saben que Anota mi Nota tiene una afición con los taxistas. El post que viene a continuación lo escribió el doctor Larrea con una suspicacia tan hilarante que consideré necesario traerlo acá, en lugar de solo compartir el link desde su blog en mis redes sociales. Disfruten este viaje.
Por el Dr. Marco Larrea
-No le puedo creer... -me subí al coche de sus mentiras con placer- ¿y su familia? ¿No lo extrañaba? ¿Sus bebes? (así, sin tilde, como guayacos).
-Mujeres es lo que más me ha sobrado, gracias a Dios, doctor... yo pienso que son solo para someterlas no más (recuerdo que la esposa le golpeaba) por eso no me caso, carajo... Vea esa hembra... -señalando a una chica escuálida de colegio- a esa edad ya les gusta la pendejada. Por eso me gustan tiernitas (la esposa es 8 años mayor).
En la radio siguen haciendo de las suyas los locutores de esa patana emisora.
-¿Sabe que a estos de Canela los conozco a toditos? El paisano Yunda es panísima mío. Es de Quito el man, y enfermo de la Liga ese longo. La otra vez me llamó cabreadísimo por lo del penal que se comió frente a River (Jorge Yunda es de Riobamba y es el presidente de El Nacional).
Él siguió:
-Yo soy hincha del Barcelona desde que tengo uso de razón -una banderita amarilla y un silbato colgados del espejo retrovisor lo confirmaban -y esa final del 98 fue robada... si Trobiani no estaba offside. Yo estuve ahí; solo que a un brasileño nunca le van a pitar en contra. (Trobiani jugo en la final del 90 y en el 98 vino Vasco Da Gama).
Llegó un punto en que no podía aguantar la risa, pero el taxista pensaba que era por Radio Canela.
-Ojalá Cevallos saque adelante al equipo... como está con el gobierno. Ahí va la plata del Estado. Yo ni bote por ese hijuputa de Correa (parte de su casa era sucursal primero de Socidad Patriótica y luego de Alianza PAIS)
Cuando por fin llegamos a la Bahía, por culpa de un vigilante nos toco avanzar hasta casi la Rotonda. Pago con un billete de $ 10.
-Psss... ¿no tiene suelto? Me hubiera dicho con tiempo.
Entre dientes, refunfuñando, me dio los $ 6 de vuelto.
-Ya pues, don Arturo, cuídese -le dije con tono de gloria, de quien descubre a un mentiroso, de: te cogió la roja, misú- saludos a la señora, a Carlitos y a Ariel. Ya han de estar grandes.
Me fui con esa sonrisa sádica. Imaginando su cara pálida. De reojo vi que se quedó estacionado un buen tiempo...
Conocí a Marco Larrea cuando él conoció Anota mi Nota. Nos seguimos en Twitter después de eso y resulta, que a su parecer, yo soy él, pero con vagina. Muy oportuno el asunto de su apreciación. Él también es bloguero, como yo, pero a diferencia de mí, Marco es médico. Trabaja con pacientes terminales en el IESS y en la clínica Guayaquil, por lo que, en ocasiones, su blog se convierte en un rincón donde el dolor y el trabajo amado se reúnen y entregan al lector una mirada particular de la vida al filo de la muerte. Es necesario y entretenido leer El Médico Errante. Lo recomiendo.
Ya saben que Anota mi Nota tiene una afición con los taxistas. El post que viene a continuación lo escribió el doctor Larrea con una suspicacia tan hilarante que consideré necesario traerlo acá, en lugar de solo compartir el link desde su blog en mis redes sociales. Disfruten este viaje.
Por el Dr. Marco Larrea
Salgo de la sala de gritos y horrores, o sea, de Emergencia del IESS. Me dirijo a la Bahía en busca de mi millonésimo cargador extraviado. Me río. Es tan frecuente este trayecto que la vendedora ya me conoce.
Como buen arremedo de pequeño burgués, llamo un taxi.
-Buenas, mi jefe... ¿para dónde?
-A la Bahía, mi amigo... ¿cuánto?
-Cinco.
-No pues, tres está bien pagado.
-Pase los cuatro.
-Ya, bueno, vamos.
Cierro la puerta. El tipo de alrededor me es familiar. Ostenta unos 40 años, no se afeita, viste una camiseta de Barcelona, gorra blanca y pantaloneta. El Loro Homero diciendo sus chistes en Radio Canela interrumpe mi análisis. Algo me dice que conozco al chofer.
-¿Usted es doctor?
-Así dice mi título.
-¿Y trabaja en el Seguro?
-Solo los días que terminan en ese, y los domingos.
-¡Jajajajajaaja! ¿Sabe que una vez hace como 10 años estuve ingresado 21 días aquí? Diez días en Emergencia y once en piso. La gente sí que no duerme ahí, y las enfermeras son unas hijueputas. Hasta me comí una en el baño.
Me quedé con la expresión de Bugs Bunny cuando escucha al caballo que le llaman Merlín (capítulo épico). ¿La razón? Sí que conocía al taxista. Mientras me hablaba lo recordé. Era un evangélico muy querido por su familia. Al menos hace dos décadas lo era.
-No le creo.
-En serio... una ricota esa manaba.
-Una pregunta, ¿usted es de Santa Rosa?
-Sí. ¿Cómo sabe? ¿Me conoce?
-No, para nada -mentí- solo que habla como un paciente que atendí ahora.
-Ah ya... es que allá somos arrechos. Le cuento que yo soy Héroe del Cenepa.
-¿Perdón? (MALDITA SEA. En el 93 atendía un negocio al lado de mi casa)
-Batallón 35. Soldado Monge. Allá solo salía vivo el más fuerte. Me rozó una bala en el brazo allá (la cicatriz que me mostró era la de una plancha de zinc que se cayó de mi casa en el 98... no nos hizo mucho lío por su religión, pero creo que aún nos guarda rencor). A un soldado lo cargue en brazos como 800 metros mientras nos seguían los peruanos. Era un esmeraldeño que le decíamos trompudo y ahora tiene una camaronera en San Lorenzo... (Esperen... creo que esa historia la he visto en algún lado...).
-No le puedo creer... -me subí al coche de sus mentiras con placer- ¿y su familia? ¿No lo extrañaba? ¿Sus bebes? (así, sin tilde, como guayacos).
-Mujeres es lo que más me ha sobrado, gracias a Dios, doctor... yo pienso que son solo para someterlas no más (recuerdo que la esposa le golpeaba) por eso no me caso, carajo... Vea esa hembra... -señalando a una chica escuálida de colegio- a esa edad ya les gusta la pendejada. Por eso me gustan tiernitas (la esposa es 8 años mayor).
En la radio siguen haciendo de las suyas los locutores de esa patana emisora.
-¿Sabe que a estos de Canela los conozco a toditos? El paisano Yunda es panísima mío. Es de Quito el man, y enfermo de la Liga ese longo. La otra vez me llamó cabreadísimo por lo del penal que se comió frente a River (Jorge Yunda es de Riobamba y es el presidente de El Nacional).
Él siguió:
-Yo soy hincha del Barcelona desde que tengo uso de razón -una banderita amarilla y un silbato colgados del espejo retrovisor lo confirmaban -y esa final del 98 fue robada... si Trobiani no estaba offside. Yo estuve ahí; solo que a un brasileño nunca le van a pitar en contra. (Trobiani jugo en la final del 90 y en el 98 vino Vasco Da Gama).
Llegó un punto en que no podía aguantar la risa, pero el taxista pensaba que era por Radio Canela.
-Ojalá Cevallos saque adelante al equipo... como está con el gobierno. Ahí va la plata del Estado. Yo ni bote por ese hijuputa de Correa (parte de su casa era sucursal primero de Socidad Patriótica y luego de Alianza PAIS)
Cuando por fin llegamos a la Bahía, por culpa de un vigilante nos toco avanzar hasta casi la Rotonda. Pago con un billete de $ 10.
-Psss... ¿no tiene suelto? Me hubiera dicho con tiempo.
Entre dientes, refunfuñando, me dio los $ 6 de vuelto.
-Ya pues, don Arturo, cuídese -le dije con tono de gloria, de quien descubre a un mentiroso, de: te cogió la roja, misú- saludos a la señora, a Carlitos y a Ariel. Ya han de estar grandes.
Me fui con esa sonrisa sádica. Imaginando su cara pálida. De reojo vi que se quedó estacionado un buen tiempo...
Obviamente no era Arturo el nombre original pero por si acaso alguna vez tiene la desgracia de leer esto, no levantara mas cargos
ResponderEliminarPor cierto muy agardecido por el plagio legal de mi querida alter-ego..
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