Periodismo en Ecuador, en pañales digitales

¿Estamos o no en pañales?

Para lograr un foco de estudio, esta investigación compara los contenidos ofrecidos por tres diarios locales. Expreso, El Universo y El Telégrafo, y analiza hasta qué punto estos se comprometen con las nuevas formas de comunicar.

En ese marco, se tuvieron en cuenta al elaborar este documento tres redes sociales de esos medios:
Facebook, Twitter e Instagram, así como sus páginas webs.Se escogieron para las analogías los principios de Expansión vs. Profundidad e Inmersión vs. Extracción, por ser los ejes que, a consideración de los autores de este artículo, más se aplican –o se intentan aplicar- en los medios analizados.

Sobre este esquema se determinó que los tres periódicos cumplen con lo estipulado, en menor o mayor proporción, según sus seguidores. Sin embargo, solo El Universo y El Telégrafo tienen mayor diversidad en las presentaciones de sus contenidos. En Facebook, por ejemplo, utilizan vídeos, lo que es poco común en el fanpage de Expreso. Y en las historias de Instagram crean memes para profundizar las noticias contadas.

En sus páginas webs, mantienen de forma mayoritaria el formato texto con el que fueron inaugurados los portales. Y solo en algunos casos incluyen elementos multimedia para desarrollar con mayor dinamismo una historia.

Esa es la principal limitante. En Ecuador aún no madura el periodismo digital. Falta capacidad de generación de noticias inmediatas, de seguimiento y amplificación de la noticia, de presentación en distintas plataformas... Se sigue haciendo periodismo impreso, televisivo o radial en la web y en las redes, critica el periodista Andersson Boscán, cocreador del medio digital La Posta, una propuesta que pretende desmitificar este esquema y que tiene menos de un año en el mercado local.

Martha Murga, docente de Periodismo Digital de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil y periodista de diario El Universo, enmarca este escenario en su contexto histórico. “En los últimos 10 años, la mayoría de los medios de comunicación tuvieron que hacer la convergencia hacia la plataforma digital. Se lo hizo más como una cuestión que fue inminente, mas no de una manera programada, proyectada, pensada. Se asumió este campo con mucho empirismo”.

Thalíe Ponce, editora web de Granasa, empresa que edita los diarios Extra y Expreso, la secunda. “El periodismo digital en Ecuador está moldeándose, adaptándose, encontrando su camino. Hay varios intentos interesantes y geniales en contenido, pero un gran problema para los medios independientes es la financiación. Por otro lado, muchos de los medios grandes que han empezado a apostar por el digital, aunque cuentan con más recursos, están obsesionados por una lucha de tráficos que a veces desencadena en contenido basura para lograr clics”.

Ponce se refiere al esfuerzo de los medios por generar visitas a las páginas. Para Boscán, ese escenario debe cambiar. En el caso de la posta, se cubre una noticia al día y se generan productos no coyunturales. Todo el material se adapta a cada una de las plataformas. Se piensa para cada una de las redes. Instagram: histories, hilos de tuits, lives en Facebook. “Nadie está obligado a ir a nuestro sitio web para enterarse de la noticia. Y si alguien quiere profundizar, tiene la opción de ir a la página”.

Esto, asegura, no representa más personal, sino que multiplica el planteamiento de los redactores. “Nuestros periodistas piensan primero en el contenido para las redes y luego en el texto de la web. Así la publicidad ha crecido. Empezaron con cinco, ahora están en quince auspiciantes, en menos de un año, a su criterio, es un punto a favor. “Las marcas no están en la web, sino a las redes. Los medios deberían dejar el punto com y empezar a mirar las redes, donde sus audiencias, cómodas, no tienen por qué salir de allí”.

Pero aquello puede ser contraproducente, asegura Murga. Los medios de comunicación nuevos manejan un periodismo más light y hay una distancia que se plantea, un límite en el tema de la credibilidad. Se está haciendo un uso inadecuado. “Los medios que se subsisten y se mantienen por un largo tiempo son aquellos que utilizan las redes sociales con mucha más responsabilidad. Muchos portales nuevos pierden credibilidad, mueren, desaparecen o tienen que renovar el nombre, pero aquellos medios tradicionales que comienzan a hacer un uso adecuado en las redes sociales más bien se potencian, porque tienen un gran valor y capital para los medios es la credibilidad.

Entonces ahí está identificado un desafío, ataja Ponce. Adaptar ese periodismo, con su rigurosidad, sus exigencias y su trascendencia al mundo digital. “El 2.0 nos da una ventaja enorme: llegar a más personas y medir en tiempo real y con datos precisos quiénes realmente nos leen, de dónde, sus intereses, edades, entre otros datos. Saber procesar esa información es la tarea de los periodistas digitales. No hablamos de un nuevo género, pero sí de un nuevo reto”.

Boscán coincide con ella. Mismos principios, mismas reglas, misma ejecución, distinta presentación, propone como lema. Los medios son los medios. Las redes son el canal. “La información no te la da Facebook, sino un medio a través de Facebook”.

Pero Facebook no agrada a todos los medios que quieren crecer. En febrero de 2018, el periódico más grande de Brasil, Folha de S Paulo, anunció que dejará de publicar contenido en su página de Facebook y acusó al gigante de las redes sociales de alentar las noticias falsas con una revisión de su algoritmo de suministro de noticias.

Mark Zuckerberg, cofundador de Facebook del cofundador y CEO, dijo que el cambio de algoritmo dará prioridad a las “interacciones significativas sociales” y mensajes personales en lugar de contenido de empresas, marcas y medios de comunicación.

Para el editor ejecutivo de Folha, Sergio Dávila, la medida simplemente activa la propagación de desinformación y engaño de historias políticas. “Facebook se convirtió en terreno inhóspito para los que quieren ofrecer contenidos de calidad como el nuestro”, afirmó.

Dávila refirió que la decisión del periódico refleja “la pérdida de importancia de Facebook para nuestros lectores”, pero el cambio de algoritmo ha sido el factor decisivo. Folha precisó que su propia investigación mostró que las acciones, los comentarios y gustos de los 10 periódicos más importantes de Brasil a través de Facebook cayeron 32 % en los 12 meses a partir de enero 2017, para este resultado se analizaron las interacciones a través de Facebook en 21 sitios que publican noticias falsas y 51 sitios de “periodismo profesional”. El resultado es preocupante: las interacciones de noticias falsas en Facebook se triplicaron, mientras que las interacciones de los sitios profesionales cayeron un 17 %.

Y mientras eso pasa en la parte sur de Sudamérica, Ecuador los medios locales de Ecuador pelean en las redes sociales y en este sentido también hay vicios. “A veces los medios entran en desesperación por captar seguidores en redes y mezclan todo tipo de contenido con tal de agradar al público. Un día son memes, otro día son videos tipo Playground y otro día es una infografía tipo Pictoline. Ese error responde a no saber definir el público objetivo”, aporta el comunicador Omar Jaén, quien fue editor de la web de diario El Telégrafo y hoy es director nacional de Medios Digitales Públicos.

Nos falta por sacar todo el oro de internet, asegura. “Nos limitamos aún a videos cortos, al banner con frase impactante o al título con doble sentido. Estamos aún a años de distancia de videos 360, de realidad virtual y de crear verdaderas comunidades en redes, como lo hacen marcas como Nike o Coca Cola”.

¿Qué dista a esos sitios? La narrativa transmedia, la inmersión con el usuario. Los medios no deben despreciar los contenidos generados por los usuarios: por el contrario, deben crear dispositivos para fomentar esa producción, difundirla y enriquecer el mundo narrativo transmedia por ellos creado. (Carlos A. Scolari. 2014). Y eso es lo que le falta a los medios.

Mientras Boscán no cree en que en el periodismo digital se profundice la teoría del prosumidor, y sí en que hay un público que colabora y participa con preguntas, Ponce considera que la relación medios-redes muta y evoluciona constantemente. La capa más superficial y obvia es que sin presencia en las redes sociales, los medios no existen. Luego, está el tema de la distribución de contenidos: las redes son el canal a través del cual se sostiene el tráfico de los sitios web de los medios. Facebook sobre todo, luego Twitter e incluso Instagram dirección en las visitas a las páginas. Pero esto también está evolucionando.

El gran reto de los medios digitales es encontrar un modelo de negocios sostenible. En ese sentido, lo primero que se creía es que se necesitan buenos números en visitas para conseguir publicidad y financiar así los medios. Pero algunos más visionarios ya se han dado cuenta de que las redes pueden convertirse también en una plataforma interesante para generar el contenido, se cierta forma en un medio más. Las redes sociales permiten un contacto e interacción directa con el usuario (en este caso lector) y permiten tener analíticas igual de precisas que las que podemos obtener con herramientas como Google Analytics, en el caso de sitios web. Medios internacionales ya están apostando por generar y compartir contenido en redes sociales y el ejemplo más grande y claro en este tema es el gran éxito de Pictoline.

El Universo fue pionero al integrar a sus lectores con el espacio 'Testigo móvil'. La gente empezó a sentirse importante porque el medio utilizaba su foto o la  nombraba en un tuit. Los medios siguen siendo poderosos, cree Jaén, pero ya no tanto. “Antes éramos rectores de pensamiento de las personas, ahora solo somos un elemento más para sacar una opinión. Siento que las audiencias van a ir acrecentando el divorcio con los medios. Las personas quieren su libertad en redes y eso pasará factura a los medios. Si las empresas de comunicación creen que deben seguir "guiando" a la ciudadanía están perdidas. Debemos aprender a ser acompañantes de las audiencias, pero ya no verlas por debajo del hombro”.

Murga, entonces, apunta a repotenciar el rol de los medios en la internet, aliarse con otros medios pequeños. El reto está en plantear generar redes. La red es internet y esa misma estructura aplicarla en el tema de producción de contenido en los medios.

Boscán apunta a Empezar a invertir más y mejor en los nuevos canales de comunicación para evitar una fuga masiva de audiencias y de enunciantes.

Pero a veces allí está el problema, arriba. Las redacciones digitales suelen ser ‘la última rueda del coche’ en los medios tradicionales, lamenta Ponce. Se cree -aún- que los periodistas digitales pueden ser recién salidos de las facultades, que no necesitan la experiencia o expertise que otros periodistas, que no deben salir a la calle. Y todo esto es un grave error. El periodismo impreso (o radial o televisivo) no debe competir nunca contra su parte digital: debe ser un complemento. Y esto significa que no necesariamente deben ofrecer un mismo contenido, sino potenciarse mutuamente.

Murga suma las limitaciones, además de la parte humana, al campo tecnológico. “Por ejemplo, en el campo tecnológico, las señales LTE 4G, cuando estamos en coberturas en exteriores, no abastecen. O te gastaste todos los datos o debes tener una conexión sumamente buena para enviar tu contenido remotamente. Para ella, además, falta  profesionalización, especialización en el campo. Hay muchas cosas que se han asumido desde el periodismo tradicional y simplemente nos hemos adaptado nada más, y no especializado.

En cuanto al personal, agrega Jaén, “pensar que ahora con los 'periodistas multimedia' una redacción web se puede sostener con 4 o 5 personas es un error. Al contrario, las redacciones web deben tener más manos para diversificar contenidos”.

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