Escape

Puedo crear rosas con momentos,
adueñarme del mundo unos minutos,
fingir que nunca fuiste.
Ignorarte.

Puedo sonreír en reuniones estériles,
contar anécdotas de gente ebria,
decirle al mundo que ya fuiste.
Bloquearte.

Puedo escaparme de tus mensajes,
dejarte en leído, responder fría.

Puedo repetir el discurso de ida y vuelta hasta creer que lo he logrado.

Puedo, en definitiva, montar la elegía más lastimera con todos los porqués de esta ruptura.

Pero, al final, siempre hay un par de almohadas que sobran en mi cama por tu culpa.
Y te odio otra vez.
Y te amo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La verdadera historia de Danilo Palomino, el nuevo Guinness de Ecuador

Valeverguismo. Tendencia pegajosa

De mango y almendras a plomo y sangre: la transformación de mi patria