La luz
Hay formas diferentes de conocer la luz, propuso Sengvou.
Es cierto.
A mí me pegó en la cara con un amor inesperado y a una amiga,
con el descubrimiento de su profesión soñada.
La luz llega a través de ojos, almas y camas.
Es caliente,
oportuna,
enviciadora.
Es lo que los cristianos llamarían una bendición,
y los ateos, un golpe de suerte, un chiripazo.
Pero la luz, como la suerte, no es una casualidad.
Si la encuentras, no la apagues.
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