El Click (la carta de un compromiso)

La noche del cinco de hace siete meses, me encontraba perdido, perdido y confundido.
Iba a encontrarme con quien, hasta el momento, era un click.
Una de esas personas que conoces, te impactan, compaginas y luego ... 
No vuelves a ver más.
Yo tuve la suerte de volver a verte, aunque claro, muchísimo tiempo después.
Ya habíamos hablado en días anteriores, para mí hablar contigo, era casi como cumplir un sueño, vamos, que he dicho más arriba que eras un click y de verdad, no me imaginé que, después de tanto tiempo, aún tenías en tu memoria el día en que nos conocimos, así, tanto como yo.
Llegaste algo tarde, bueno, nada de que alarmarse, soy tan paciente, como impaciente, antes ya había esperado para verte mucho tiempo, así que no había problema. 
Durante la velada maravillosa que tuvimos, mientras te contaba una de mis anécdotas de calle, me besaste, muy sorprendido quedé, realmente (y no me cuesta admitirlo) fui sin intenciones de nada, solo conversar. 
Las horas pasaron y pasaron y entre los dulces, la cerveza y los besos, aquella cita se convirtió en mi primera cita de verdad en toda la vida. 
Quedé aún más encantado contigo, ya me parecías una mujer bastante inteligente y guapa, ¡vamos! el sueño dorado de cualquier tipo con dos dedos de frente.
Ese día, hicimos el amor por primera vez.
Estaba muy emocionado y sorprendido al llegar a la habitación, luego me confesaste que fue una especie de prueba, como para saber si solo era hambre, un gusto, admiracion, o si era algo más. 
Y vaya que sí, era mucho más, algo nos lo decía. 
Y entonces empezamos aquello que llamamos: "El viaje"
De veras fui un cabrón los primeros meses y te voy a pedir perdón toda la vida, juro que no había nadie más, el problema era yo, siempre lo fui y a veces aún lo soy, jaja.
Tenía muchos miedos encima, muchos demonios y en serio, no se como diablos soportaste tanto, en serio, he hecho retrospectiva muchísimas veces, la verdad no me hubiese aguantado ni yo y no me va a alcanzar la vida para compensarlo.
Ya a día de hoy, agradezco el hecho de que haya podido abrir los ojos, casi te pierdo, lo sé. 
No habría podido vivir con eso, la verdad.
Es que ¡vamos! Te lo he dicho muchas veces, esto que tenemos no se da dos veces en la vida y aún así por pendejo ( ciego y tonto, en tus palabras) no te valoraba al principio, eras mucho más que un click ¡carajo! 
Bueh, por suerte me pude dar cuenta a tiempo, perdóname, soy un poco lento para ciertas cosas.
Y en el camino aprendí, aprendí tanto contigo y aún sigo aprendiendo. 
Y me encanta, en serio amo que veas el hombre en que me he convertido y estoy convencido y seguro de que ya no soy el hombre que conociste (de nuevo) 
Amo amarte, yo sé que mis ojos te lo decían pero mi boca y mi jodida armadura, esa carcasa que caía mal, me pesaba, me impedía ver bien, me asfixiaba. 
¡Me hizo caerme de nuestro tren!
Decidí quitármela cuando me di cuenta de que con todo eso encima, no podía correr.
Te estaba perdiendo y en ocasiones sentía que no podía alcanzarte. 
Tenía que quitármela y lo hice y gracias a eso, supongo, es que pudiste ver aún más dentro de mi y decidiste quedarte. 
Luego de eso, abrí los ojos, aún más.
Fue cuando lo entendí. 
Entendí, que el amor se manifiesta de muchas maneras, pero, que aún así es necesario decir lo que se siente y claro, no me refiero solo al amor, si no a muchas otras cosas que se sienten o se piensan.
Entonces, aprendida la lección, sucedió algo parecido a un milagro, una cosa de esas que un día dejas de hacer y por a o b motivo, simplemente recuerdas.
Volví a escribir...
Tenía años sin hacerlo y vamos, que mejor inspiración que la persona con quien quiero compartir mis días.
¿Sabes?
Entonces ... la turbulencia, mis demonios, mis fantasmas, mis pendientes. 
Se remecia el tren y esta vez no me caí, resbalé.
Y volviste a extender tu mano para rescatarme. 
Esta vez, los acuerdos, seguimos en el viaje, pero cada quien en su vagón. 
Cosa compleja, la verdad, cuando el frío te jode por las noches y no ves una cálida sonrisa por las mañanas.
En fin, acuerdos, era eso o perderte.
Y la verdad no estoy dispuesto a correr el riesgo, se que si nos perdemos, tal vez no nos volvamos a encontrar.
Entonces, nada, eres mi luna y yo soy un lobo que quiere alcanzarte. 
Hemos tenido altibajos, si, como cualquier otra pareja, pero nunca nos hemos separado en realidad, y es bacán saberme tuyo. 
Y sí, ya se que somos libres, siempre lo fuimos ¡pero! ¿Que es la libertad si no la decisión de compartirla? 
Y así es, soy libre y elijo compartir mi libertad contigo. 
Elijo amarte todos los días.
Y nunca antes estuve tan seguro, como lo estoy y me siento contigo.
Te amo y te puedo firmar que nunca antes dije un te amo tan profundo.
Como si te lanzara un pedacito de mi alma, cada vez que te lo digo.
No me di cuenta cuando el click, se convirtió en amor.
Y de verdad no podría estar más feliz por ello.
Solo me dejé llevar, caer, fluir, llamalo como sea, lo importante es que bueno, aquí estamos.
Siendo felices.
Y te amo, por todo lo que eres, lo que significas, lo que he aprendido, lo feliz que me haces, lo completo que me siento a tu lado, la magia que se respira cuando estamos juntos, la manera en la que mi piel vibra cuando me tocas, tu forma de mirarme y de hacerme sonreír. 
Y así podría escribir todo lo que a veces no te puedo decir, cuando me preguntas ¿por qué te amo?
Y quisiera que te veas como yo te veo para que entiendas todo lo que no te puedo decir en palabras. 
Simplemente, te amo.
y ahora una vez contado y dicho todo esto. 
Quiero preguntarte algo, que nunca he preguntado tan en serio.
¿Me concederías el honor de compartir tu vida junto a la mía y permitirme ser quien te haga feliz por los días que nos queden?
Espera. 
No debes responder ahora.
Tengo que decirlo como es.
¿Te casas conmigo?

Comentarios

Entradas populares de este blog

La verdadera historia de Danilo Palomino, el nuevo Guinness de Ecuador

Valeverguismo. Tendencia pegajosa

De mango y almendras a plomo y sangre: la transformación de mi patria