Llueven muertos afuera

La última vez que supe de vos, ya no hablábamos. Te habías convertido en otra persona. Desde mi esquina, veía cómo te alejabas cada vez más y, a veces, lloraba en silencio.
Hace dos meses emprendiste de nuevo aquella lucha contra ti mismo y, otra vez, yo estaba en primera fila, con las cachiporras listas y la fe intacta.
Casi perdemos al abuelo días antes de que te vayas. Pudo resistir que le abran el corazón y ahora otra vez está delicado... Por otro mal.
Te traigo noticias tristes. Tus 29 asoman hoy en una mañana difícil. Afuera llueven muertos, hermano. Te estás perdiendo del Apocalipsis. Mejor para vos, creo yo, nunca fuiste fan de las cosas que dan miedo.
Afuera colapsan hospitales, se repletan cementerios y la gente amanece sin vida dentro de sus casas. Afuera, hermano, se demoran en recoger un muerto más de 24 horas.
Una de las vecinas más antiguas del barrio está grave, el padre de uno de mis grandes amigos falleció, un compañero del colegio murió también. El apocalipsis nos tiene encerrados, como vos, pero acá se acaba la esperanza. La tuya renace.
Por eso hoy, que la vida te da la oportunidad de cumplir 29, me dirijo a vos con todas estas novedades, a fin de que entiendas que si estás respirando todavía es porque aún no cumples tu tiempo aquí.
Te he visto morir y renacer varias veces, hermano. Y que leas esto en medio de este desastre me reconforta, porque cuando salgas de la cuarentena que elegiste para salvarte vamos a necesitar de vos, de ese que fuiste y que casi no recuerdo.
Necesitaremos de tus bromas, de tu optimismo, de tu esperanza renacida y tu sonrisa brillante. Necesitaremos creer que valió la pena el esfuerzo de este encierro, del tuyo y del nuestro.
La última vez que supe de vos quería no saber. Hoy. A tus 29, lloro por verte de nuevo feliz, aunque estemos en el Apocalipsis, aunque lluevan muertos.
Si tienes alguna historia escribe a moncadab@granasa.com.ec o envía un mensaje al 0979536548

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