Rutinas

Puedo erizarme toda,
alcanzar el punto máximo de la dicha en un instante.
Deshacerme.

Puedo sonreír.
Recordar que llegué hasta aquí, contigo, porque así lo manda el alma.
Desmayar.

Puedo sentir mi corazón latir fuerte al escuchar tus pasos.

Luego, la puerta.
Luego tus ojos.
Esos ojos negros, grandes y eternos que me descubren atrapada.

Luego vos, frente a mí.
Luego nuestros cuerpos desnudos.
Luego el beso.

El beso tibio con tus labios gruesos. El beso mío.

Luego el agua, el chorro de agua que lucha inútilmente con apagar el fuego de este momento. 

La habitación espera. La vida nos ve caminar. Yo ya estoy volando, amor mío.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La verdadera historia de Danilo Palomino, el nuevo Guinness de Ecuador

Ricardo Arjona y su romance con una reportera ecuatoriana

Valeverguismo. Tendencia pegajosa