Buscándo a mamá entre muertos


La última vez que estuve aquí fue el día de tu muerte. El 16 de febrero de 2023. Te dejé enterrada, te recité una que tú me ayudaste a preparar en la escuela y lloré como jamás te había llorado, porque ni en terapia te lloré tanto.

Entro. Puerta 10. Allí los  169.089 metros cuadrados, las 16 puertas de ingreso, las  130.348 bóvedas, los 144.808 nichos para restos y los 8.441 nichos cinerarios que dicen que hay en el cementerio general.

Luego de un robo perdí los datos de tu tumba y llamar a mis hermanas cuando necesito algo es un poco inútil. Aun así, lo intentó tu yerno, sin suerte.

Así que, vieja, me dejé llevar por el olfato. Y mientras subía y bajaba, y veía y comparaba, y casi desesperada entraba en llanto buscándote junto a mi marido, pensé que si pude salir de tu vagina sin cesárea puedo volver a tu tumba sin ayuda.  Después de todo, yo soy la man que te hizo madre, carajo.

Me comuniqué con tu alma de forma telemática. Y qué cabrón vieja. Apenas te marco y vos me marcas un 333 en una pared de los edificios del más allá que han construido en el cementerio donde reposas.

Y yo dije tibio, vieja. Y seguí. Me senté un rato, a ver si por casualidad en los archivos digitales hallaba algo de tu tumba. Nada. Tenía un ramo de flores cojudo, pero bonito en la mano. Y junto a él una rosa azul. No sé por qué la elegí, pero desde hoy esa es mi flor para ti. Quizás es porque ese es el color de las flores que usé en el cabello el día de mi boda, y a vos te gustaron mucho.

Me paré. Ya había pasado la ansiedad de no poder hallarte. Estaba confiada en tu instinto de madre. Ese que aplicabas para andar de sapa: "Algo te pasa". Bien. Madre, me marcas de nuevo y ahora veo un 444. Igualitico que el otro, en la parte superior de los bloques de muertos que tienes de vecinos. Y dije. Caliente.

Vieja, el resto fue magia. Dos, tres pasos. Donald casi incrédulo. Llegamos. Vi tu nombre, me senté frente a tu tumba y me eché a llorar. 

Feliz día, gracias por hacerme saber que seguimos conectadas. Ahora más calmadas y menos buliciosas.

Te amo, vieja. Este Día de la Madre voy a ver si como sushi en tu honor. Gracias por ser una loca que me dejó traumas. Ya sanamos. 




 

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