La homilía de mis demonios, un diálogo con Francisco, el Papa



Escribí su biografía, indagué la revolución social que pregona en la doctrina de la Iglesia, me empapé de cada detalle de su vida para un especial que realicé en el diario en que trabajo, pero Francisco no había llegado a mí a través de su sermón. Redactando la última nota sobre su arribo a Guayaquil empezaba su homilía. Los televisores de la Redacción sintonizaron la noticia. Escucharlo fue una epifanía que me dejó un nudo en la garganta. Era como si estuviéramos en una conversación privada. Él se limitó a contestarme. 

- Yo sí rezo; a veces.
Rezar siempre nos saca del perímetro de nuestros desvelos, nos hace trascender lo que nos duele, lo que nos agita o lo que nos falta a nosotros mismos, y nos ayuda a ponernos en la piel de los otros, a ponernos en sus zapatos.

-¿Qué es mantenerse al margen y qué quemeimportismo?

Hay un prójimo cercano que está necesitado. En la familia nadie es -nadie debe ser- descartado, todos valen lo mismo.

-¿Por qué tienen que importarme?
En toda familia hay peleas; el problema es después pedir perdón.

-¿De verdad los necesito?
La familia es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos... 

-Mi orgullo no me permite acercarme y su orgullo no deja que lo haga.
Está por venir el tiempo. El mejor de los vinos está en la esperanza. En la familia hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar. Y el mejor de los vinos está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo.


-Todo está muy gris ahora.
Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino (sin alegría), los que sólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas.

Aquí puedes leer el texto completo de la homilía de este post. 

_______________________________



Entendamos lo que el Papa nos dice para bien de nuestra vida cristiana. Practiquemos su sermón. No permitamos que quede como un recuerdo.
Luis Alvarado, sacerdote de la parroquia Jesús del Gran Poder

 

Si la llegada de un máximo líder religioso regocija a un pueblo creyente y lo lleva a escuchar y reflexionar sobre esa fe que lo sostiene, ¿quién eres tú para juzgar esa fiesta?
Blanca Moncada, la dueña de este blog.


_______________________________


La Yapa infalible 

 

Comentarios

  1. Una persona que exprese de tal manera sus sentimientos y los afirme con sus actos, es digno de respeto y admiraciòn. No traigamos de vuelta al becerro de hace tiempo atrás. Tan solo prestemos atención al mensaje, el tesoro de la paz y el amor que debe permanecer en nosotros siempre. Seríamos mejores humanos. Muy buen post! No soy católica, pero toda persona que desee el bien para la humanidad, y que estè llena de fè es bienvenida a mi corazòn! Gracias al Señor Jorgito que nos hizo acuerdo de que el amor es primero, de que no nos angustiemos porque el mejor vino vendrá. :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La verdadera historia de Danilo Palomino, el nuevo Guinness de Ecuador

Valeverguismo. Tendencia pegajosa

De mango y almendras a plomo y sangre: la transformación de mi patria