Las aventuras del rey del cague




El Cholo puja. La facilidad que tiene para evacuar su comida en cualquier parte lo sonroja. Cuenta ahora con una cortina hecha de espalda de amigos que lo protege del chofer del bus y del resto de los pasajeros.

Su trasero desnudo es florero en la última ventana del lado izquierdo. Su escenario, una carretera desierta a la salida de Durán. Anochece.

Su experticia le permitió prever los recursos de limpieza. Ya tiene una media doblada en la mano, se la sacó minutos antes de la bochornosa acción. La pandilla de compadres con la que anda, aunque lo protege, no para de burlarse. Casi acaba.

La acrobacia que debe hacer con la prenda que antes le vestía el pie es digna de un acto circense. No será la última. En otra ocasión, El Cholo hará lo suyo en vasos de plástico, en la playa, y en otra, usará de papel la hoja gigante de una planta, a la orilla de una vía. Nadie lo supera en las artes del depósito.

Entradas relacionadas:

Un post de mierda 

Comentarios

  1. Un "cague" de risa. jajaja
    Igual, qué asquito. D:

    ResponderEliminar
  2. Alfredo González Vera16 de febrero de 2019, 7:59

    Orinar en una botella o funda en el último asiento y mojarse los pantalones.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La verdadera historia de Danilo Palomino, el nuevo Guinness de Ecuador

Valeverguismo. Tendencia pegajosa

De mango y almendras a plomo y sangre: la transformación de mi patria