Con la misma moneda
Ellas no son amigas. La penúltima vez que Matilde supo de Clara fue cuando se enteró que llegó a suplirla como mujer de Marco, prácticamente al día siguiente de su separación.
No. No fue un amor nuevo, de esos que nacen cuando ya nada había en el matrimonio anterior. Clara siempre fue la amante del doctor. O una de ellas, más bien.
Es que al ‘doc’ le gustan mucho las mujeres. Es un Don Juan. Por eso Matilde no pudo aguantar más engaños; por eso Clara ahora llegó a ocupar el cargo de señora. Pero ellas no son amigas.
Clara tiene un problema. No contó con aquel proverbio sureño en el que se advierte que “la gente no cambia”. El ‘doc’ sigue igual que antes, o peor.
En carne propia vive ahora las quemaduras del infierno de la infidelidad. Las sufre y necesita desahogarse.
¿Quién mejor que Matilde para aquello? Ella lo vivió antes. Toma el celular, la busca en redes, la encuentra. Empieza con un mensaje solidario: “Sé que eres una buena mujer. Yo no me metí en tu matrimonio. Marco me engañó y aún lo hace”.
Cuando Matilde leyó el texto, una carcajada malévola se adueñó de su ser. Insólito. Una amante solidaria. Casi se desmaya cuando ve la siguiente línea: “Estoy dispuesta a devolverte a tu marido. Algo hay que hacer para que ese hombre cambie”. No respondió. ¿Para qué? Ellas no son amigas.
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