Durán tiene su propio carnaval de Guaranda



En un rincón del centro de Durán, desde hace diez años se gesta un carnaval tan colorido como el de Guaranda, con todos los elementos folclóricos que requiere la fecha y donde el trago y la comida no le cuestan un solo peso a los invitados.

Se trata de una fiesta familiar que empezó en una casa y se apoderó del barrio poco a poco. La inició José Cruz Daquilema Silva, un personaje icónico de Durán que dejó este mundo en agosto pasado.

El fin de semana, cuando apenas se iniciaba el feriado, se le rindió homenaje póstumo por su legado en la inauguración de la tradicional celebración, que nació como excusa para no salir de casa, recuerda Marco Daquilema, uno de los nueve hijos que organiza el encuentro cada año.






La corona del rey, como en las familias más respetadas de la monarquía, solo puede ser cedida a uno de los miembros pura sangre.  Marco fue el primero en ostentarla.

Este año, el elegido fue su hermano Freddy, quien, con los miembros de su corte en la cola de la capa, bailó acompañado del diablo, de la mama negra, de payasos y demás protagonistas de la fecha. Luego recorrió cada uno de los asientos de los invitados para brindar cerveza en una cuchara de palo, su cetro, otra de las tradiciones. No tomarse todo es una afrenta.




La familia arma un programa de tres días e invita a parientes y amigos. Cada año se suman más. Tienen una cuñada que hace los disfraces, un donante de cerveza, otro de comida, otro que facilita los baños, alguien que pone el agua, que en Durán es escasa, ¡y hasta uno que regala el hielo!

Leonardo Pesantes es uno de los invitados infalibles. “En Durán se vive el carnaval igual que en Guaranda, ¿para qué irme lejos?”, escribió en redes al postear el resumen en fotos del primer día de la jornada, donde, ‘El Mojón’, un personaje pintoresco, bautiza con un balde de agua a los invitados.



Jorge Daquilema, presidente del comité organizador, y quien invitó este año a bailarines folclóricos, explica que el objetivo es tratar de rescatar y popularizar las tradiciones de la región interandina, sin irse de casa. “¿Para qué salir, si podemos hacerlo aquí y compartirlo con quienes no viajan?”, pregunta.


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