INDEPENDIENTE SOS
...
La gente cree amarte estos días, Guayaquil. Luego te olvida, como a todo.
Luego vuelve a sacar la basura a deshora,
a tirar las colillas en el adoquín con el que te maquillas,
a hacerte sangrar.
Perla, libre te dicen, pero la mierda de tu pueblo no te deja respirar hace mucho.
El estero, el Salado, es tu herida más grande.
Y ahora dicen que hasta el río muerto que te baña tiene caca potable.
Complicado.
Comercial te dicen, pero las vías rápidas han matado tus negocios.
Y no te dejan vacilar food trucks.
Y los choros, Guayaquil, qué impotencia.
Hueles a hache,
a maduro con queso,
al Loco Bucaram que vino a vengarse.
Apestas.
Pero eres bella,
pelucona,
fina,
hasta las mismas.
Pomposa,
fotogénica,
mía.
Tu sur revienta de ira, a veces.
Se conforma, otras, con una casa comunal barata.
Tu centro muere lentamente.
Tu norte, resentido, te abandona de a poco.
Se va a esos huecos enrejados que fingen estatus.
Te deja.
Recorro tus venas y te lloro.
No eres esa ramera que en los ochenta se dejó follar hasta casi el suicidio.
Te pararon.
Al César lo que es del César, dijo Jesús.
Pero Perla, a vos te arrancharon la arrechera,
como a mí en la Metro la cartera.
¿Libre dices?
Párate, pues, a decirte inconforme. ¿O te sientes bien siendo muchas y no una?
¿Tú eres Perla que surgiste?
¿Surgiste?
Surgirás cuando tu pueblo decida educarse de una vez.
Cuando te pares y digas: cabrones, hasta aquí llegó el humo negro,
el calor insoportable,
el elitismo...
El tufo de la Narcisa.
¿En jardín te convertiste?
No hablemos de aquello,
que te quemo las palmeras y no das pie con bola.
Qué feas chozas las que te adornan,
y qué buen negociado.
Te juegan, te usan, te consumen.
Te han dejado sin vereda y vos tranqui.
Mansa como el manso.
Mensa a veces.
Serás libre cuando el arte lo sea,
cuando el comercio en la vía deje de ser privilegio de pocos,
Cuando el transporte abandone el monopolio,
cuando te abran todas las puertas de los parques, carajo.
Igual te amo.
Feliz día.
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